El nadador malagueño de aguas abiertas Christian Jongeneel (1974), abanderado de Brazadas Solidarias, logró en la madrugada del domingo dar dos vueltas seguidas a la isla de Manhattan (Nueva York) pasando a convertirse en el cuarto deportista que lo ha logrado. Durante 20 horas y 16 minutos, 92 kilómetros, Jongeneel no dejó de dar brazadas para alcanzar un reto personal y solidario.
“La primera vuelta la hice muy bien; incluso tuve que nadar más despacio de lo que podía porque teníamos que empezar la segunda a una hora concreta, para que las mareas nos ayudaran. Y al ir a un ritmo más despacio, con el viento, me enfrié mucho. Estaba congelado, tiritando en el agua (estaba a unos 16 grados). Fue una sensación muy mala porque sabía que todavía me quedaba toda la noche por delante (8 horas fueron nocturnas)”, comentó Jongeneel después de haber descansado apenas cuatro horas por el fuerte dolor de hombros que le dejó la travesía.
Sin traje neopreno y cubierto por una grasa que, al menos en las primeras horas, evitase las heridas por el roce de su cuerpo con el agua Jongeneel se enfrentó al reto convencido de que lograría completarlo: “Nunca se me pasó por la cabeza abandonar. Tenía mucha confianza en terminar la travesía, algo que antes no me pasaba. Casi es más importante la fortaleza mental que el entrenamiento físico. Cada vez que te entran dudas piensas en que lo haces por un objetivo claro, que es mejorar la vida de otras personas. Eso me ayudó mucho a seguir adelante”, explicó tras relatar que los momentos más duros fueron la perdida de referencias durante la noche y el paso por los siete puentes de Harlem en los que empleó 4 horas por las corrientes que en ocasiones le obligaron a agarrarse a los palos del puente.
El reto, organizado por la asociación Brazadas Solidarias junto con la Fundación Vicente Ferrer, pretende recaudar 7.000 euros a través del portal de micromecenazgo “migranodearena” que serán destinados a un programa nutricional y de atención sanitaria para las mujeres que padecen el VIH/sida en áreas rurales del sur de la India.
Pocos días antes de realizar el reto Christian nos explicaba que tenía la silueta de la isla de Manhattan en la cabeza y se había auto convencido de que se trataba de hacer cuatro brazadas de sur a norte. El detalle es que cada brazada le ha costado una media de 5 horas. “Para nadar te tienes que llevar muy bien contigo mismo. Cuando me tiro al agua intento pensar en cosas bonitas y positivas. No dejo hueco a que me invadan preguntas del tipo ¿qué habrá ahí debajo, qué me ha rozado o qué se mueve ahí delante?”, declaró con desparpajo a los medios de comunicación durante la presentación del reto.
Christian dice que aún lleva las gafas y el gorro puestos: “Me los quitaré cuando completemos la cantidad que necesita la FVF para ayudar a las mujeres con VIH/sida del sur de la India, que sufren la discriminación social”. Mientras tanto ya ha conseguido el reto deportivo de haber completado la Triple Corona de las aguas abiertas, que incluye el Canal de La Mancha y el de Santa Catalina, frente a las costas de San Francisco, en el Pacífico.
La India es el tercer país del mundo en número de personas contagiadas por el VIH, de las que 750.000 son mujeres. La FVF desarrolla un proyecto que atiende al 53% de los casos, tratando a más del 80% de las personas seropositivas del distrito de Anantapur (más de 20.000 pacientes desde 2010).
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