1.300 kilómetros nadando al año, 20.000 en bici y 4.500 kilómetros corriendo… Son los números de Javier Gómez Noya, que se acaba de proclamar por quinta vez campeón del mundo de triatlón.

“Estoy muy feliz por los cinco Mundiales, pero que sea más o menos popular está en vuestra mano, el de los medios de comunicación”, dice Gómez Noya, recién llegado a su Galicia natal, donde competirá este sábado. “Apetece volver, estar en casa, una prueba en España y en Galicia, que desafortunadamente no puedo hacer tantas como me gustaría”.

El tono alegre de Gómez Noya se torna en uno seco cuando habla de los controles antidopaje y de la imagen de España a este respecto. “De España hay muy mala imagen en el tema de dopaje, que nos hemos ganado a pulso por operaciones que han quedado ahí medio sin resolver y por muchos casos que hemos tenido. Afortunadamente creo que eso está cambiando”, dice primero.

Y continúa: “Tanto yo como otros deportistas españoles nos hemos visto seguramente en situaciones de controles sorpresa antes de las carreras en las que están centroamericanos, sudamericanos, españoles y rusos. Esa es la tónica general en el triatlón y eso es porque no se fían de nuestro sistema antidopaje”.

Y se muestra más duro aún cuando habla de las sanciones. “Con respecto a las sanciones de por vida, hoy en día con toda la concienciación que hay con el tema de dopaje, el que se dopa tiene que estar fuera del deporte no sólo dos años… que haga deporte si quiere pero no a nivel profesional”, concluye