Cada deportista tiene su año culminante. Los meses que definen una vida y una carrera, el espacio que separa a los competidores circunstanciales de los que ingresan en la posteridad. La natación es especialmente implacable con estos plazos.

El año decisivo de Mireia Belmonte empieza en Kazán, en la primera semana de agosto de 2015, y concluye en Río, en la segunda semana de agosto de 2016. El tiempo que va de los Mundiales a los Juegos Olímpicos.

Mireia se consagró en los Juegos de Londres de 2012 como la mejor nadadora española de todos los tiempos. Desde entonces se ha propuesto algo más. Su aspiración es convertirse en una de las más grandes de siempre. El desafío es extremo y se presenta en condiciones muy desfavorables. La historia dice que una nadadora mayor de 23 años nunca se colgó un oro olímpico y Mireia cumplirá 25 en noviembre. Llegará a Río luchando para elevar el rendimiento contra la naturaleza del desarrollo físico femenino. La experiencia indica que el organismo de las chicas inicia un declive que les impide ser veloces en el agua pasada cierta edad. Pero la estadística no es inamovible. Mireia ha demostrado en 2014 que hará todo lo posible por romperla.

Dueña de unos pulmones y un corazón extraordinarios, capaz lo mismo de batir récords mundiales en 800 metros que en 400 y en 200, Katie Ledecky es la gran figura de la natación estadounidense. La estela de triunfos que ha dejado esta nadadora de estilo libre de 17 años en el verano de 2014 anuncia un 2015 de ebullición camino de Rio 2016. Allí se propone ganar cinco oros olímpicos en una edición de los Juegos, algo que solo ha conseguido Kristin Otto al amparo del régimen de dopaje de la RDA.

“Estamos contemplando un principio de otra cosa”, decía Fred Vergnoux, entrenador de la española, en el verano pasado. “Es el principio de los 23 meses hasta los Juegos. En 2013 hemos apretado mucho con el Mundial de Barcelona. Yo he sido muy exigente en todos los sentidos. En 2014 la implicación que hemos tenido no es la implicación necesaria para ganar tres oros mundiales o tres oros olímpicos. Para eso hay que esforzarse más. Yo le digo a Mireia: ‘¿Tú sabes cómo has conseguido tus medallas olímpicas? Hasta que no empieces a hacer 20 veces más difícil lo que has hecho para estas medallas en Europeos y Mundiales de piscina corta, olvídate de todo. ¡Pero olvídate de todo! Si vas a ir a Río a hacerte fotos, ve con otro porque la federación no me paga para esto’. Hemos tenido estas conversaciones dos o tres veces al año. Todo éxito se explica por una preparación radicalmente diferente”.

Mireia conquistó 10 medallas entre el Europeo y los Mundiales de piscina corta de 2014, ganó 30 medallas en la Copa del Mundo y batió el récord de 200 mariposa en piscina corta. Pero eso no significa nada. Nada, al menos para Vergnoux, que cree que este 2014 aparentemente glorioso solo sirve de calentamiento. De preparación mental antes de los 19 meses de trabajo “radical” que separan a la nadadora de su verdadero objetivo, en Río. El técnico y Mireia empezaron la preparación “radical” el pasado enero, internándose un mes en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, en Granada. El primer segmento del ciclo concluye en Kazán, en agosto.